Fernando Trueba ha producido el nuevo álbum del artista, Española, en el que vuelve a aproximarse con tino al jazz, que se entrevera con las seis cuerdas de Niño Josele.
Fuente: abc.es
Por: Jose Alfonso Ignacio Serrano | Madrid | Lunes , 23-11-09
Imagínense a un sibarita del jazz empeñado en enganchar al género a un amigo amante del flamenco. Le bombardearía con copias de sus mejores tesoros firmados por McCoy Tyner, Sony Rollins, Ornette Coleman, Miles Davis… hasta dejarle sin aliento y convertirlo a su religión, y llegado el caso, le invitaría a acompañarle a ver un concierto de alguna estrella emergente, o incluso a ir de compras, arriesgándose a tener un nuevo competidor a la caza de discos imposibles.
Alguna de estas escenas bien podría haberse dado en el día a día de la amistad que une al cineasta Fernando Trueba y al guitarrista Juan José Heredia, «Niño Josele», que acaban de volver a unir sus fuerzas en Española. El nuevo disco que publica el artista almeriense viene a ser un epílogo para el álbum Paz, en el que afrontó por primera vez el desafío del jazz interpretando un repertorio elegido por Trueba, quien además coprodujo con Javier Limón. En esta nueva entrega, Niño Josele arranca con una espectacular versión del clásico de McCoy Tyner que da título al disco, y vuelve a declarar su amor por Bill Evans en el corte Waltz for Bill. Pero este no es un disco de flamenco jazz, ni de jazz flamenco.
“Española” es la continuación lógica de “Paz”, pero con muchos cambios que hacen de este disco el mayor desafío al que me he enfrentado», explica el artista. «Son cambios en cuanto a la dificultad del repertorio, que exige un nivel altísimo, pero también en cuanto a mi evolución con el instrumento», señala. «Después de la gira con Paco de Lucía ha habido un fuerte crecimiento en mi técnica. Cuando terminé “Paz” sentía que incluso la cabeza, la mentalidad, me habían cambiado. Fue el disco que más puertas me abrió, y no hablo de su éxito, sino de que al grabarlo comprendí las infinitas posibilidades de la música. Empecé a ver este arte de otro modo, que finalmente se ha plasmado en “Española”».
Trueba, después de escuchar unas maquetas que le envió Niño Josele, le contestó: «Esto no es flamenco, es sólo música bellísima, y quiero producirla». El guitarrista siguió enviando material, y el cineasta trazó rápidamente sus planes. «Enseguida empezó: “Aquí te voy a poner a fulano, en esta otra canción colaborará mengano, llamaré a no sé quién para que meta vientos en esta parte…”, lo tenía todo clarísimo. Yo ni siquiera conocía a algunos de los músicos que mencionaba», confiesa Niño Josele.
El resultado es un elenco en el que brillan los nombres de Phil Wood, John Benítez, Dafnis Prieto, Ralph Bowen o Michael P. Mossman, además de habituales colaboradores de Josele como Piraña o Javier Colina. Entre todos han tejido una de las últimas joyas discográficas del año, un oasis de pureza con las guitarras grabadas en directo y sin edición, incluyendo esas minúsculas fallas (si es que lo son), a la búsqueda, dice Niño Josele, «de lo que Trueba llama “la perfección humana”, que siempre es imperfecta».
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