Dave Douglas Quintet cierra esta noche en la Sala de Conciertos Caixanova el VI Festival De Jazz Imaxina Sons de Vigo (España).
Fuentes: Amaia Mauleón | farodevigo.es // Teresa Cuiñas | elpais.com
Reconocido por el público y la crítica como uno de los artistas más interesantes del panorama jazzístico contemporáneo, el talento de Dave Douglas (Nueva Jersey, EE UU, 1963) y su selección de músicos, entre los que destaca el aclamado pianista Uri Caine (Philadelphia, 1956), esta vez al piano acústico, más Donny McCaslin (saxo tenor), James Genus (contrabajo) y Clarence Penn (batería), clausuran el certamen vigués, uno de los eventos peninsulares de referencia a la hora de hablar de un jazz sin fronteras, permeable a técnicas y estilos que permitan su evolución.
–Usted ha dicho que el poder de la música es más importante que el de las palabras. ¿Es posible enviar un mensaje sólo con la música?
–Tal vez la música no sea más poderosa que las palabras, pero es definitivamente diferente y puede transmitir cosas que las palabras no pueden.
Y en esa corriente navega la figura de este compositor inmerso en una multiplicidad de proyectos con diferentes grupos y otros artistas procedentes de ámbitos diversos, director de un taller de música y admirador confeso de autores como Björk o Tom Waits…
–¿Dónde encuentra la inspiración?
–«¡Hay tantas cosas que pasan! Mi propio activismo se ha desplazado a la comunidad de músicos en los últimos cinco años. Hay tantos problemas en el sector que siento que tengo que centrarse en los retos a los músicos, creativos y artistas. En cierto modo, ha hecho que mi música más reciente se centre en cuestiones musicales de armonía, contrapunto, ritmo, melodía y de determinados aspectos de la historia musical. Estoy contento con ese cambio…», afirma Douglas, en quien permanece invariable la curiosidad por todos los sonidos que le circundan, «Mi trabajo consiste en convertir en algo personal mi amor por toda la música maravillosa que se hace en el mundo y espero seguir explorando y descubriendo nuevos sonidos».
–¿Por qué le gusta tanto la formación de quinteto?
–Es como un cuarteto de cuerdas, la consonancia de voces es realmente excelente. Me encantan los tenores de primera división, y Donny McCaslin realmente juega ese papel para mí. Tenemos una historia real de interacción con James Genus y Clarence Penn, y que la interacción sea una parte de la tradición del jazz es lo que más me interesa. Me gusta sentir que estamos descubriendo algo juntos en el mismo momento. Las canciones que escribo tratan de crear oportunidades para que eso suceda.
–¿Cuál es, para usted, el secreto de la trompeta?
–La trompeta es muy misteriosa. Me siento bendecido de que empezase a tocar este instrumento tan joven, aunque yo no sé por qué. Ahora la trompeta es como una voz para mí. Es una voz que me sigue dando el placer de escribir y crecer juntos.
–Se pone en práctica, también en muchos proyectos, una visión totalmente abierta del jazz. ¿Ésta es la forma de mantener vivo el jazz?
–Soy simplemente un músico y mi experiencia me dice que está abierto a todos los sonidos de mi alrededor. Es mi trabajo para llegar a algo personal que refleja mi amor por toda la música maravillosa del mundo. Yo sí pienso en el público, en el sentido de que lo que yo valoro en la música tiene que tener un valor universal que transcienda más allá de mi círculo.
–¿Hay algo que usted todavía desee explorar y qué no lo haya hecho aún?
–Espero poder seguir explorando y descubriendo nuevos sonidos, tanto dentro como fuera de mí. Ahora mismo hay tantas grandes ideas para asumir… y no tengo miedo de que eso cambie.
El trompetista es poco amigo de las taxonomías, en contra de las opiniones de otros colegas empeñados en excluir de la órbita del jazz casi todo lo que suene fuera de la tradición americana…
–¿Cree que el uso estricto de las etiquetas y los prejuicios pueden frustrar a muchos músicos, sobre todo los jóvenes?
–Hay una realidad para todas las etiquetas que utilizamos para la música. Existen y tienen alguna utilidad. Pero creo que hay muy pocos músicos que piensan en las etiquetas cuando están haciendo música. Las etiquetas no son tan útiles en la práctica musical. Y sueño con el día en que toda la música se pueda apreciar en sus propios términos y con igual respeto y amor. Eso es ciertamente lo que trabajo en mi propia música, y es la manera que me gustaría que mi música sea escuchada.
Douglas mantiene un blog en el que va dejando constancia del curso que llevan sus proyectos artísticos y que le sirve como plataforma para difundir sus reflexiones sobre jazz. Antes que una amenaza para las economías de los músicos, considera que la red es una gran oportunidad.
–¿Cómo es la relación entre jazz e internet? Por ejemplo, su blog lo mantiene en contacto con sus seguidores. Sin embargo, también están las descargas…
–Estar en contra de internet es como estar en contra de los icebergs. Está aquí y debemos aprovechar al máximo esta oportunidad increíble. Por supuesto, no todo es positivo, pero es un gran momento para los músicos independientes, en gran parte debido a internet. Internet acelera la cultura global. Espero que la gente visite mi sitio y vea lo que estamos haciendo con él porque creo que es interesante para el músico y para el oyente por igual.
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