Tenía «apenas» 71 y sucumbió victima de un cáncer de pulmón, había sido internado luego de una presentación en Salvador de Bahía el último 28 de febrero. Fué considerado como el mejor percusionista del mundo por la prestigiosa Downbeat entre los años ’84 y ’90, ganador además de ocho premios Grammy. El mayor y más grato recuerdo que de él guardamos es su inmenso aporte mientras fué parte de las agrupaciones de Pat Metheny entre los años 1981 y 82 grabando dos fenomenales discos con el guitarrista dejando una huella inconfundible con su encantador canturreo y sus geniales arreglos percusivos. Pero no solo tocó con Pat, se cuenta que participó en más de ochocientos discos…
Tocaba de todo pero fundamentalmente se lucía con el berimbao, instrumento que él decía tratar de tocar como el mismisimo Jimmi Hendrix lo hacía con la guitarra. De niño en casa no sobraba nada, más bien faltaba y pronto descubrió la forma de hacer un peso tocando su musica en pequeños bailes bajo una autorización de un Juez de Menores con la condición de «no bajar del escenario». Su particular forma de interpretar los sonidos de la selva hizo que éstos viajaran más allá de sus fronteras para estimular los oidos de otros grandes musicos. Pronto Naná, como lo llamaba su abuela, estaba mezclado entre los grandes encantando a todos con su particular sonido.
El más significativo aporte que pudo haber hecho, de los que yo conozco, fué el magistral As Falls Wichita, So Falls Wichita Falls (ECM | mayo 1981) por Pat Metheny & Lyle Mays cuyos climas no hubieran podido convertirse en tales sin la inmensa sensibilidad de Naná.
Gracias por la música…
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