
Decidió abandonar la escena musical durante mucho tiempo, insistiendo en que su música se escuchara en los escenarios de los conciertos y no se limitara a los pequeños sótanos llenos de humo. Conociendo el coste de ser un librepensador. Se guió por su filosofía armónica del amor y de expresar las sorpresas de la vida a través del arte. Nacido en Texas, el 9 de marzo de 1930, se le llama ahora un genio, un icono, una leyenda, conocido como una de las figuras más importantes de la historia de la música. Uno que es admirado por artistas de todos los géneros por sus convicciones, la lucha por la libertad de creatividad y por ser uno mismo. Ornette falleció en junio de 2015 a la edad de 85 años; pero su canción armónica continúa.
Los reconocimientos terrenales de Ornette Coleman, como su beca Mac Arthur «Genius», el Grammy y el Premio Pulitzer de la Música, reflejan el respeto que se le debe a un hombre de voz suave, de pequeña estatura pero de mente gigantesca. Se atrevió a esquivar el sistema, tanto social como musicalmente, a moldear la trayectoria de su vida a su antojo contra todo pronóstico, y a cambiar para siempre la forma de escuchar y tocar la música.
Humilde, pero con un brillo pícaro, Coleman vestía con sedas de pavo real y sastrería fina. Su vestuario estaba impregnado de color y textura, al igual que su música. A lo largo de su carrera, Coleman nunca dejó de evolucionar, y cada fase de expresión abría nuevas posibilidades sonoras. Abandonando la vanguardia bebop de los años 50. Pasando de las pequeñas y contemplativas agrupaciones de los años sesenta a los asombrosos combos eléctricos de los años setenta y ochenta, impulsados por el funky del contrabajo y la batería. Excursiones marroquíes y nigerianas. Sinfonías para orquesta filarmónica. Suites de música de cámara. Bandas sonoras de películas inquietantes. Poesía hip-hop. Coleman siempre estuvo a la altura de los títulos de sus primeras grabaciones galvánicas, como «The Shape of Jazz To Come».
Desde el principio, los músicos hicieron malabarismos con la arriesgada ciencia de la armolodía. El núcleo melódico esencial de la pieza está firmemente establecido; luego, ignorando una estructura tradicional de 4 compases, viajan a través de sus propias improvisaciones siempre cambiantes, en sintonía con el flujo de cada uno, sus líneas individuales se abrazan de nuevo cuando se encuentran para resolver un tema.
MAS EN…