Paolo Fresu, Daniele di Bonaventura, Dino Rubino, Marco Bardoscia
Tuk Music | Octubre 7, 2022

1 I Was An American Boy
2 Ferlinghetti
3 The Macaronis Scene
4 Hill Of Poetry
5 Obscene Boundaries
6 Endless Life
7 Island Of The Mind
8 I Am The Man
9 Too Young Too Die
10 Tyrannus Nix
11 Where Books Were Trees
12 Back Roads To Far Places
13 Eponymous Epitaph
Paolo Fresu – trumpet, flugelhorn, effects
Daniele di Bonaventura – bandoneon, effects
Dino Rubino – acoustic piano
Marco Bardoscia – doublebass, effects
«El jazz es mi escondite y mi filosofía de vida. Es una música contemporánea, sin barreras ni fronteras, que fotografía la sociedad y su cultura. Una ola innovadora, rica en estilos».
«Un homenaje sonoro a un hombre con una historia increíble, que significó mucho para mí. Un extraño, reacio a cualquier etiqueta. Un libre pensador y visionario. No sólo fue un gran autor, sino que también creó la librería City Lights en San Francisco en los años 50, un hito de la contracultura. Cuando Jack Kerouac, Allen Ginsberg y los otros primeros beatniks empezaban a hacerse oír»
Desaparezcamos
en los cementerios de automóviles
y reaparecer años después
recogiendo trapos y periódicos
secando nuestros cajones
en fuegos de basura
parches en nuestro trasero.
Salgamos del paso
en los cementerios de coches
reapareceremos en unos años
Recogida de trapos y periódicos
pantalones de secado
parcheado en la parte trasera
en los incendios de basura.
Lawrence Ferlinghetti
Junkman’s obligatory
de A Coney Island Of The Mind
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Lawrence Ferlinghetti, la última voz de la Generación Beat, poeta, editor y librero, fallecido en 2021 a la edad de 101 años.
Corriere della Sera / Di paola Medori
¿Los rebeldes del beat rompieron las reglas, como en el jazz?
«Kerouac y Ginsberg estaban vinculados al be-pop, un estilo innovador de tiempos rápidos. Era una parte importante de su prosa, con esa forma de escanear también en su lectura. En ese momento de la historia, cuando las artes confluyeron en un mismo lugar y movimiento, la afinidad electiva con el jazz estaba muy presente. Al igual que el aspecto visual y de la imagen, en su verso extremadamente performativo».
¿Cómo se manifiesta su pasión por la trompeta?
Es mi voz. Atronadores o susurrantes, alegres o melancólicos. Cuando lo tocas, tomas aire, luego soplas y cantas en el instrumento. A lo largo de los años también he revisado arias, en Norma de Bellini soy la Maria Callas de turno. Aprecio la apertura del jazz y esta increíble capacidad de tocar tantas cosas y experimentar siempre. En mis proyectos musicales hay una búsqueda espasmódica de las canciones y de la voz para cantar la melodía. Esta idea de cantar es el aspecto más importante de mi imaginación hoy en día».
¿Hacia dónde va el jazz italiano?
«En todas partes hay jóvenes que tocan estilos diferentes y originales. Van por delante del público, que está formado principalmente por personas mayores de 60 años. Debemos encontrar una manera de rejuvenecer la audiencia. Hay una gran riqueza. Músicos que se atreven, estudian, mezclan y tocan desde lo melódico hasta lo mediterráneo o se refieren a la tradición afroamericana».
Cierra la gira en Roma.
«Cae el telón de la Casa del Jazz. Un espacio libre para la música. Todavía recuerdo cuando Veltroni, el alcalde de entonces, nos invitó a Danilo Rea y a mí a conocer este lugar, nacido de la confiscación de la villa que pertenecía a un jefe de la banda de la Magliana. Tuvimos que imaginarlo. Fue un momento hermoso. En Roma puede pasar de todo, y los romanos son muy musicales».
¿Se va de vacaciones un stakanovista de la música?
‘Vuelvo a mi tierra. En Berchidda, Cerdeña. Dedicarme a mi festival, Time in Jazz. Un laboratorio cultural y humano, donde cada vez damos más espacio a la infancia y a la educación musical. Con ‘Time to campus’ llevamos a los niños y jóvenes entre la naturaleza, en un campamento intensivo donde hablamos de los sonidos, el territorio y el medio ambiente».