Stille Wasser es el segundo lanzamiento de Mareille Merck, grabado en los renombrados estudios Powerplay, cerca de Zúrich, hogar adoptivo de la guitarrista, originaria del norte de Alemania. El trío aprovechó la calma del encierro para explorar intensamente la interacción intuitiva. Un tema central fue la palabra clave «voluntad de asumir riesgos». El objetivo era desarrollar una confianza básica tan firme entre ellos que los momentos de improvisación en la música pudieran plasmarse de forma emocionante y libre.

Como imagen mental, los tres utilizan la idea de un lago profundo que yace quieto y cuyo fondo no se puede ver. Hay que tener valor y estar dispuesto a correr riesgos para lanzarse al agua. Pero sólo los que se atreven a saltar traen a la superficie cosas nuevas y emocionantes de abajo. Y así hacen resonar el agua quieta. «Reinterpretamos el proverbio ‘las aguas tranquilas son profundas’ e imaginamos que teníamos ante nosotros un lago profundo, bajo cuya superficie aguardaban numerosas ideas y conceptos para enriquecer nuestra música. Pero para hacerlos sonar, primero tenemos que saltar a las profundidades, buscarlos, asumir riesgos y abrir nuevos caminos. Para ello nos hemos tomado tiempo y hemos trabajado intensamente durante los últimos meses. Salir de la zona de confort y adentrarnos en las profundidades para hacer la música más viva», dice Merck. A través de las distintas composiciones discurre con claridad su característico lenguaje melódico.

Abriendo con «Mosaik», que empieza como una balada pero va subiendo el tempo hasta convertirse en un 6/8 enérgico y alegre, jugar con el tempo y la dinámica es fundamental en la música del trío; movimientos dinámicos comunes recorren todo el álbum y son un testimonio de la capacidad de comunicación del conjunto. El tema del «tempo» se retoma al final del álbum, en «Cassiopeia», en la que los tres recorren varias secciones de la composición con ligereza y libertad, contando una historia con diferentes imágenes atmosféricas.

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Mareille Merck procede de Stralsund y vive actualmente en Zúrich (CH). Estudió guitarra de jazz con el profesor Frank Möbus, Kalle Kalima, Lionel Loueke, Wolfgang Muthspiel y Roberto Bossard, entre otros. El músico es líder y compositor de la banda Mareille Merck LARUS y ha tocado con músicos famosos como John McLaughlin, Anne Paceo y Michael League, Bill Lawrence y Justin Stanton de Snarky Puppy.

Para el presente álbum, la guitarrista ha incorporado a su trío a Florian Bolliger (contrabajo) y Janic Haller (batería) para embarcarse en un viaje musical conjunto. Sin embargo, no hay duda de que la guitarrista es la responsable de los matices de la música. Ella establece los matices, las sombras y los grabados de las líneas musicales, así como las afinaciones pastel.

Tres jóvenes músicos que emprenden juntos un viaje. ¿En su equipaje? Una buena ración de valentía, aventura y riesgo. ¿Los acompañantes? Composiciones azarosas e improvisaciones disolutas. Los tres nunca pierden de vista lo esencial. Complejos patrones armónicos y rítmicos están conectados por melodías líricas y motivos pegadizos, la interacción y la dinámica crean atmósfera y espacio. A veces te sientes abrazado por sonidos cálidos, casi ingrávidos, y luego te encuentras en medio de un torbellino. Arriba y abajo se invierten, la embriaguez de la velocidad ruge en los oídos. Si uno se tambalea hacia el silencio, los diálogos susurrantes entre los instrumentos dibujan un mundo encantado. Al igual que «Larus», la gaviota argéntea, sobrevuela los paisajes más diversos, Mareille Merck, Florian Bolliger y Janic Haller nos transportan con su música por playas concurridas, amplios campos, costas rocosas y alguna que otra isla desierta.

 

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