
Arnaud Dolmen ::: Adjusting

2 SQN 5:25
3 Cavernet 5:50
4 Ajisteman 3:12
5 Ti Moun Gaya 3:56
6 For Real 4:44
7 Résonance 8:05
8 Hey Cousin 5:52
9 Ka Sa Té Ké Bay 4:21
10 Graj Ou Toumblak 5:21
11 Drôle De Moment 6:14
12 Les Oublié.e.s 1:48
Arnaud Dolmen : composition, drums, bouladjèl
Leonardo Montana : piano (2, 4, 6, 7, 8, 9, 10)
Samuel F’hima : double bass
Francesco Geminiani : saxophone (7, 12)
Ricardo Izquierdo : saxophone (1,3, 4, 5, 11)
Adrien Sanchèz : saxophone (12)
Guests
Naïssam Jalal : flute (7)
Vincent Peirani : accordion (2)
Moonlight Benjamin : vocal (4)
Enregistré au Studio de Meudon, novembre 2020
Enregistrement, Mix, Mastering: Julien Bassères
Photo: Marianne BP et Guillaume Saix, webmyart
Cover: Guillaume Saix, webmyart
El título «The Gap» se construye en torno a un elemento central: la batería, que sirve de enlace con cada uno de los instrumentos. Como tal, desempeña el papel de un instrumento armónico, el del piano, instrumento de acompañamiento por excelencia, asumiendo un carácter distinto al que habitualmente se le reserva en la distribución de la interpretación, es decir, marcar los acentos rítmicos y regular el tempo. Los tambores se colocan en el lugar mismo de una singularidad.
«The Gap» y «SQN» imponen el ritmo del álbum. Las composiciones son directas, los cortes limpios, la música asertiva y compleja se revela aún más con cada escucha. El artista se libera de su herencia o de sus raíces guadalupeñas y se refiere constantemente a ellas con una doble constante polifónica mayor. Expresa ajuste, interactividad y resonancia.
La sorpresa y el ajuste han sido fundamentales. Por un cúmulo de circunstancias, Arnaud Dolmen tuvo que arreglar las composiciones del álbum para dos cuartetos, en los que el piano y uno de los saxofones intercambian sus papeles. En el cuarteto sin piano, el doble juego de saxofones aporta una poderosa vibración a la afirmación de un contrapunto casi permanente. Los títulos «Hey cousin» y «Graj ou Toumblack» se acercan especialmente a la polirritmia propia del compositor.
La forma de tocar, muy libre y abierta, pertenece fundamentalmente al género del jazz y lo reivindica. Se acerca plenamente a lo experimental pero también flota en una línea tradicional lo suficientemente sutil como para fundirse con otros registros muy dispares e igualmente esquivos. Es realmente en el punto de las conexiones y el entrelazamiento donde radica el poder impactante del artista, generando impresiones e imágenes que cambian constantemente pero que se complementan entre sí.
«¿Y si volvemos a nuestro centro, a lo que es cósmicamente real, perceptible sin esfuerzo? Menos tener y más ser. Escuchando y respetando a los demás, el ajuste es posible para avanzar. ¡¿Juntos?!»
Arnaud
Alimentado por una densidad de aportaciones musicales de orígenes diversos y ricos en su cultura gwoka, todas estas músicas puestas en contacto a través de sus composiciones crean nuevos datos totalmente imprevisibles cuyo denominador común sigue siendo el jazz.
Aunque densas, sus composiciones se apoyan en un juego profundamente aéreo que se impone en la madurez. Incluso el sonido del acordeón de Vincent Peirani tiene una doble lectura intemporal, no espacial, que le confiere las posibilidades de un lugar indefinido.
Arnaud Dolmen ha elegido a otros dos invitados muy comprometidos: Moonlight Benjamin transmite un fuerte mensaje con cierta profundidad a través de su voz. Naïssam Jalal, produce una actuación de vuelo lírico perfectamente controlado. Aporta el cuestionamiento y luego la seguridad de la plenitud del momento. Su forma de tocar es poderosa.
La característica de este opus es la yuxtaposición o superposición que no es repetición. El doble saxofón es, sin duda, un factor a tener en cuenta. El nivel rítmico impone su marca y responde a una exigencia absoluta. Marca la pauta. El tema final también responde a esta gran apertura que define el conjunto en un tono absolutamente delicioso.
Sylvie Arnaud