Pat Metheny: «La música es un destino completo para mí…»

El guitarrista Pat Metheny a horas de publicar su nuevo álbum, Kin con la United Band previsto para mañana martes 4 de febrero, concedió una entrevista telefónica donde, entre otras cosas, habla de su inminente y revolucionario disco, muy diferente a todo lo conocido en él según sus propias y misteriosas palabras. Esperamos con ánsias poder escucharlo, mientras tanto acá la nota.

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Pat Metheny

EFE | 2.2.2014

Incansable aventurero musical y uno de los guitarristas más respetados del jazz, Pat Metheny repite con la Unity Band en su nuevo disco, Kin, el número 43 de una carrera que ha visto compensada con 20 Grammy que casi nunca, salvo en una ocasión, ha ido a recoger.

«Por supuesto, estoy muy agradecido por el reconocimiento», dice en entrevista telefónica desde Nueva York, pero no le gusta mucho la parafernalia de los premios. «Si no fuera un músico reconocido, estaría encerrado en un sótano en algún lugar pensando en Si bemol. De eso se trata para mí», resume.

La excepción ocurrió el año pasado, cuando fue premiado por su primer disco con la Unity Band (el saxofonista Chris Potter, el percusionista Antonio Sánchez y el bajista Ben Williams) y acudió a la gala porque se lo pidieron sus hijos. «Estuvo bien porque me vieron subir a recogerlo, mereció la pena por eso», señala.

A esos músicos se ha sumado ahora el multiinstrumentista Giulio Carmassi, para grabar un álbum que, según explica orgulloso, no tiene nada que ver con el anterior. «Es irreconocible que sea la misma banda, y ese era mi objetivo».

Las diferencias: más orquestación, más elementos electrónicos y en general, más complejidad, aunque a él no le gusta esa palabra. «Si el anterior disco era como un documental sobre una banda en un estudio, el retrato de un momento, éste sería más la versión Spielberg de lo que esa banda puede ser», explica.

«Pero sobre todo, Kin (una palabra inglesa poco usada que significa ancestros, familia, conexión) es la representación honesta de dónde estoy ahora mismo», un lugar privilegiado como músico, en el que ha recibido influencias de otros, pero también ha dejado su huella en cientos de guitarristas más jóvenes.

«Wes Montgomery es el hombre para mí, pero hay otros que se inspiran en mí, está claro», asume con naturalidad.

Desde que editó su primer álbum en 1976 junto al genial Jaco Pastorius, Pat Metheny no ha dejado nunca de experimentar: ha mezclado lo culto y lo popular; ha probado solos, tríos o cuartetos; fue de los primeros en enchufar su guitarra a un sintetizador; ha inventado instrumentos y hasta ha tocado con una orquesta de robots.

«La música es un destino completo para mi y en ese sentido me siento igual hoy que cuando empecé con 11 o 12 años. Amo el proceso de lo que supone ser mejor músico. Es algo que siempre está ahí y que incluso ahora siento más que nunca. No podría vivir sin la pasión por descubrir nuevas formas de pensar la música», asegura.

United Band

Y en ese compromiso vital, lo de menos son las etiquetas. «Jazz, rock, pop, son términos políticos para mí, no me interesan, no tienen nada que ver con la música. Sólo me interesa cómo ir de Si bemol a Fa. Me da igual si lo hace Bartok o Daft Punk».

De todas sus facetas como músico, reconoce que lo que más le gusta es tocar en directo, y de hecho el lunes mismo arranca su nueva gira. Lo más duro, escribir unas partituras que no son precisamente «de las que pueden anotarse en la parte de atrás del autobús mientras viajas de una ciudad a otra».

Un ejemplo, la primera canción del disco, One day one, son 34 páginas de escritura, y aparte la improvisación. «Normalmente me tomo 5, 7 u 8 semanas para concentrarme en escribir, es la única forma de hacerlo».

En ese proceso estaba precisamente cuando le llegó la propuesta para hacer la banda sonora de «Vivir es fácil con los ojos cerrados», la película de David Trueba por la que está nominado a los Goya como mejor música original.

A pesar de que llevaba décadas sin componer para el celuloide y de que suele rechazar las múltiples peticiones que recibe, en este caso aceptó.

«Es una gran película, me encantó cuando la vi y de alguna manera sabía que si no lo hacía lo iba a lamentar», asegura. La implicación en el proyecto del contrabajista Charlie Haden, uno de sus mejores amigos, también ayudó. Pero insiste en que se trata de un caso excepcional.

«Las bandas sonoras consumen mucho tiempo y si haces un buen trabajo de verdad, lo mejor que puede pasar es que nadie se de cuenta. Ese es el fin en una película, es como tocar en el disco de otro», concluye.

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La estética musical de Adrián Iaies

El jazz bajo la lupa de Adrián Iaies

Qué fue lo mejor de 2013 y a qué habrá que prestar atención este año, según el director del festival de buenos aires.

Newsweek Argentina | Cristian Savio | 08.01.2014

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Adrian Iaies

Adrián Iaies tuvo un 2013 por demás movido y productivo. No sólo por su trabajo en el Festival Internacional de Jazz de Buenos Aires, que dirige desde 2008, y por los dos discos que editó: Goodbye, solo piano dedicado a standards de jazz; y Small Hours Late at Night, grabado en vivo. Además, Iaies viajó. Mucho. Y lo disfrutó tanto que planea subirse a varios aviones este año que comienza. «Quiero salir más seguido», dice a Newsweek. Son los últimos días de diciembre y el verano porteño no da tregua, con su ola de calor y sus cortes de luz y ese malestar que nos hace intratables. «El clima acá por momentos pesa, y no me refiero al calor», explica Iaies. «Salir me carga las pilas y me oxigena».

Oxigenado y con las pilas bien cargadas, entonces, encontró 2014 al pianista y compositor nacido hace 53 años en esta capital. Acaba de regresar de una gira por Europa, que lo llevó por el norte italiano y Roma, a París y un par de días idílicos en Poitiers, centro-oeste de Francia, «un lugar precioso a orillas del río Clain, en el castillo de un hombre que me conoció cuando actué en el Lincoln Center. Construyó un estudio en el granero del castillo, compró un Steinway y me invitó a grabar. Escribí un montón de música original y grabé material como para hacer un disco doble».

Grabar. Iaies le tomó el gusto y no hace caso a las supuestas reglas marketineras de la industria discográfica, que marcan tiempos distintos y según las cuales conviene sacar un disco cada dos años. Él se acostumbró a sacar dos por año. Con el agregado de que entre placa y placa no repite formación ni género. En 2012 había presentado Conversaciones desde el arrabal amargo, un repertorio de música popular a dúo con Horacio Fumero; y Melancolía, en cuarteto. Tiene la idea de que un trabajo nuevo defiende al anterior, y es conciente de que disco a disco, al cabo de los 18 que ha grabado, siempre aparece gente que lo escucha por primera vez y va en busca de lo anterior.

Iaies inició el año con un ciclo en Café Vinilo los sábados de enero: los dos primeros en trío junto a Juan Manuel Bayón (contrabajo) y Pepi Taveira (batería), con un repertorio de Small Hours… y Melancolía, así como adelantos de composiciones que formarán parte del nuevo álbum que prepara para mediados de 2014. Y los dos últimos sábados, estuvo a dúo con el contrabajista Horacio Fumero, con las versiones jazzísticas del repertorio popular argentino, en especial del tango, de Conversaciones desde el arrabal amargo. En mayo volverá a Europa para presentarse en Italia y Francia, irá al Festival de Tel Aviv junto a Roxana Amed; y para octubre fue invitado a México, aunque aún no definió con qué formación irá.

Considerado por muchos como el pianista más importante del país, el hombre que ha compartido escenario con figuras como Brad Mehldau, Ron Carter y Bebo Valdés, entre otros, es el indicado para hacer un balance jazzístico del año que se fue y una previsión de lo que vendrá.

El Festival

«Este año tomé una apuesta muy grande: por primera vez decidimos no abrir con un artista estadounidense, del mainstream, de los que tienen cierta chapa por estar en tapas de revistas o en las radios. Invitamos a la ICP Orchestra de Holanda, que trajo la vanguardia de lo que se llama el sonido europeo, algo que no existía antes de ellos. Fue un verdadero evento cultural para la ciudad. La receptividad del público fue sorprendente».

«Yo tengo un gusto particular por el jazz europeo, y probablemente profundicemos la línea ahí este año, pero el desafío es subir un poco más el perfil a la programación internacional, manteniendo la idea de traer a músicos que no hayan venido. Y nuestra gran obsesión es agregar áreas en la parte pedagógica, que está funcionando muy bien. Se llena de pibes, se puede hacer bien sin quedar en la superficialidad».

El show internacional

«El otro evento que me gustó es el concierto del trío de Brad Mehldau en el Gran Rex. Lo que vimos allí fue una clase de interacción, swing y dinámica de lo que se puede hacer con un trío de jazz escapando a esa referencia tradicional tan fuerte. Un trío que tiene algo nuevo para decir en materia de jazz y de interacción en lo que hace al género».

El plano local

«Hay que remarcar la cantidad de músicos jóvenes, de 23 a 26 años, los sub-30, que están tocando muy bien, con proyectos originales y una proyección de futuro tremenda. En ese sentido me parece que nos podemos quedar tranquilos, que más allá de que los músicos más experimentados siguen dando batallas y discos, hay un par de generaciones para abajo pidiendo pista. Personalmente, de lo que vi lo que más me impresionó es Leo Genovese, su concierto en el Festival. Es alguien medio mítico, un santafesino de 34 años residente en Estados Unidos desde los 18, cuando fue a estudiar al Berklee College de Boston, que no había venido nunca a tocar a Buenos Aires. Su concierto en La Trastienda en homenaje a Luis Alberto Spinetta sorprendió a todos, que lo conocían de nombre pero no lo habían visto tocar».

Discos

«En el ámbito local, el que hizo Mariano Loiácono con su noneto (Hot House) para mí es el disco del año. Nunca se había hecho un disco con esta estética en Buenos Aires, que sonara como suena, grabado y producido así, tocado como está tocado y pensado y escrito como lo hizo Mariano. Y me gusta mucho el disco que hizo Rodrigo Agudelo, guitarrista, de lo más interesante si me tengo que ceñir al jazz».

Lo que viene

«Hay que prestar atención a un fenómeno buenísimo por el lado de las cantantes, que históricamente fue el rubro más flojo en la ciudad. Cualquier músico de jazz instrumentista local de primera línea –Ernesto Jodos, Pepi Taveira, Ricardo Cavalli, Loiácono, por nombrar a algunos– puede llamar mucho la atención y gustar en cualquier escenario del mundo. Empieza a haber una generación de cantantes de jazz jóvenes y estudiosas que vienen de un lugar distinto, no de la comedia musical ni la música publicitaria, sino que se asumen ellas mismas como músicas, estudian armonía, improvisación, un instrumento. Lo vemos en el workshops coordinados por Roxana Amed en el Festival: se anotan cada vez más, vienen muy formadas».

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Habla Gail Zappa, a veinte años del fallecimiento de Frank Zappa

“Mi objetivo es mantener el legado y abrir pequeñas ventanas al mundo de Frank Zappa”

Fuente: efeeme.com | Por:  Manuel De La Fuente y Vicente Forés

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Gail Zappa

El pasado 29 de octubre se estrenaba en Londres “200 Motels”, una obra de Frank Zappa que había sido prohibida en la capital inglesa cuarenta años atrás, a principios de los años setenta. En aquella ocasión, una demanda por el contenido supuestamente obsceno de las canciones llevó a la cancelación de la obra. Pese a que Zappa acabaría ganando el caso tras un juicio surrealista, la obra siguió sin representarse, quedando como uno de los episodios más lamentables en la historia de la música contemporánea. Después de años de trabajo, Gail Zappa, viuda del músico y responsable del Zappa Family Trust, conseguía llevar a Londres la parte orquestal de “200 Motels” en una representación memorable. Las tres mil personas que abarrotaban el Royal Festival Hall ese último martes de octubre ofrecieron una prolongada y entusiástica ovación tras un concierto de la mejor música ofrecida como uno de los platos fuertes del festival “The Rest Is Noise”, que se dedica a recorrer las mejores composiciones musicales del siglo XX.

El 4 de diciembre se cumplen veinte años del fallecimiento de Frank Zappa, uno de los compositores y músicos más inteligentes, originales y prolíficos, y un firme defensor de la libertad de expresión. Gail Zappa nos ofreció la siguiente entrevista, que tuvo lugar el pasado 20 de noviembre y que constituye la primera que realiza con un medio español. Con ella hablamos del concierto, de la situación actual de la censura artística (que su marido combatió durante toda su trayectoria) y de los próximos proyectos de edición. Frank Zappa dejó multitud de grabaciones de sus conciertos en su estudio, en la “cripta”, que contiene numerosos tesoros ocultos que van saliendo a la luz en cuidadas ediciones que demuestran la vigencia de su legado.

¿Qué tal fue en Londres? ¿Qué balance hace del concierto?
Fue fabuloso, tanto la respuesta del público como todo en general. Aún no puedo dar una repuesta completa hasta tener la cinta y la filmación del concierto. Pero estar allí escuchando la obra fue fantástico. El aplauso del público fue muy prolongado, se vivió un momento muy especial. Fue una experiencia muy emocionante, desde el festival se dijo que había sido extraordinario el entusiasmo del público.

Un entusiasmo que se veía también en la organización del festival. Jude [Kelly] es una persona increíble. Es la directora del festival, ha llevado a cabo una impresionante labor, involucrando a todo el país a lo largo de todo el año. Además, uno de los ejes temáticos del festival ha sido la música de los años sesenta y da la casualidad de que yo viví en Inglaterra durante esos años, a principios de la década.

¿Tenían ustedes muchas cosas en común?
Sí, sí, dio la circunstancia de que estaba allí en aquel momento histórico, que fue muy importante para la historia de Inglaterra.

Dos días antes de la celebración del concierto, usted celebró un encuentro con los asistentes al festival en el Southbank Centre de Londres. Recordó sus años de juventud en Londres, ciudad en la que estuvo destinado su padre. En los años sesenta fue testigo del momento de efervescencia cultural y política de la ciudad y, entre otros encuentros, recordaba una manifestación en la que había visto a Bertrand Russell con Vanessa Redgrave. ¿Cómo vincularía “200 Motels” con ese contexto al que hace referencia? ¿Ha tenido que actualizar algún aspecto de “200 Motels” para su estreno de hace unas semanas?

No creo que “200 Motels” necesite una puesta al día. La idea inicial parecía imposible y solo el hecho de ponerla en pie también parecía imposible, pero creo que es importante que seamos capaces de ver cómo lo imposible puede llegar a materializarse. Aquella película y aquel proyecto trataba sobre algo que no existía entonces porque aún se estaban inventando las giras de rock and roll a principios de los años setenta y fue en 1968 cuando Frank empezó a trabajar en el proyecto. Era una novedad en aquella época porque la gente tenía que sacar adelante su música y sus proyectos por sí mismos. Así es como tenían que darse a conocer los músicos e iniciar sus carreras. Era algo inédito, nunca se había hecho así. De repente, en todo el mundo, la música se electrificó y hoy nos parece muy sencillo salir de gira con todos esos equipos eléctricos y ya todos están acostumbrados. Todos los jóvenes de hoy en día que rondan la veintena creen que es sencillo, pero eso es así porque los jóvenes de entonces tuvieron que pensar en cómo hacerlo y diseñaron el modelo para hacerlo. Cómo iniciar una carrera en el rock en aquel entonces, de eso trata la película, de estar de gira en la carretera y todos los aspectos surrealistas que ello comporta.

La película “200 Motels” trataba de la vida en la carretera. Mientras el resto de grupos de rock and roll cantaban canciones de amor, Frank Zappa reflexionaba ya entonces sobre el oficio de músico en las letras de las canciones.
Cierto, en parte “200 Motels” habla de eso, pero también de la música y de toda la información que no se ve en un escenario de rock and roll. No hay que olvidar que Frank era compositor y tenía un conocimiento más profundo que la mayoría de los músicos de rock and roll al respecto de las fuentes musicales y de las fuentes de las ideas musicales.

¿Cómo ve la censura de entonces y cómo ve la que tenemos hoy en día?
Hoy vivimos un tipo diferente de censura, la censura que existe en  la actualidad está más orientada hacia el control y la legislación de la moralidad. En aquel entonces aún no funcionaba así. Pero hoy los censores de todo el mundo y la gente que hace las leyes están mucho más desenfrenadas porque quieren controlar el comportamiento de la gente.

En España estamos viviendo esta situación con especial dureza, con el gobierno estableciendo un control de la población mientras recorta con dureza los servicios sociales.
Creo que la gente que se presenta a las elecciones, no solo los partidos gobernantes sino también ellos cuando se mantienen en el poder y quieren seguir con el status quo, siempre hablan de ley y orden, siempre están con esa idea o alguna derivación porque la gente tiene mucho miedo y esa es la raíz en que se funda la mayor preocupación de gran parte de la población: la ley y el orden porque así es como les han entrenado los gobiernos.

Una cosa llamativa de las letras de las canciones de Frank Zappa es que nos habla de problemas que son totalmente vigentes en la actualidad.
Este tipo de problemas no desaparecen un día sin más, a no ser que la gente se despierte, adquiera consciencia y pase a la acción siguiendo siempre la “regla de oro”, es así de sencillo.

Esta “regla de oro” es la “golden rule” en inglés, que se podría resumir como sigue: “trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti”. ¿Cree que la solución a la situación actual está en el voto de la gente, que las cosas cambiarían si votase más población?
Todo país que legítimamente le dé la voz al pueblo y respete esa voz tiene más posibilidades de salir adelante en la cooperación global con otras comunidades.

¿Eso es lo que le llevó a Frank Zappa a pedir insistentemente a la gente que votara?
La verdad es que sí porque nuestra Constitución garantiza la búsqueda de la felicidad.

Por eso creía en la Constitución más que en los políticos.
Exacto, exacto. Basta con buscar en el diccionario el sentido de la palabra “política”. “Política”, no “políticos”. Es una bella palabra porque significa la mejor solución para todos los que tomen parte, pero eso no es lo que se hace en la política actual.

Frank Zappa

La política es el poder de la gente. Una de las definiciones clásicas de la palabra es “el poder del pueblo para el pueblo”, y de ahí viene la Constitución.
Cierto.

Ya más adelante es cuando ese concepto se tradujo como democracia, pero democracia es el modo que tenemos de organizarnos. La relación entre las personas es política. Pero tal vez estemos insistiendo demasiado en esto y nos interesaba también su relación personal con el legado de Frank Zappa, que usted se encarga de mantener y continuar. ¿Cuáles son sus planes inmediatos?
Mi primera obligación siempre es la obra que existe, tal y como la creó Frank Zappa. Ni yo ni nadie sabe qué estaría haciendo con toda su obra en el caso de que siguiera vivo. Así que lo primero es tener disponible la versión más fidedigna que Frank había concebido y yo me encargo de gestionar las cosas que contribuyen a ello y ponerlas a disposición de la gente. Mi objetivo es que todo salga de la manera que él quería y, a continuación, abrir pequeñas ventanas. Por ejemplo, acabamos de editar una nueva serie de volúmenes, y acaba de salir el segundo, que es “Road Tapes, Venue #2?. Son obras que mantenemos tal cual, lo que hay es lo que hay, no se pueden modificar pero representan una ventana al mundo de Frank Zappa, y eso es importante. Son grabaciones de sus conciertos y queríamos compartirlas con las personas a las que les pudieran interesar. Así que esa es la segunda parte del trabajo que hacemos.

Él también grabó numerosas obras con el Synclavier.
Sí, también me gustaría reunirlas y presentarlas de manera que pudieran tocarlas otros músicos, que otros pudieran, con nuestra autorización, hacer arreglos e interpretarla. Hay que transcribir esas piezas desde el Synclavier a partituras y partes para que las toquen los músicos. Eso implica que, en algunos casos, haya que “reinterpretar” las obras, algo que deseamos hacer en algún momento. Creo que lo de “200 Motels” nos abre estas posibilidades, la opción de recibir sugerencias a partir de oportunidades como ésta.

En su autobiografía, Frank Zappa mencionaba la inversión de mucho dinero y tiempo para transcribir su música en partituras.
El concierto de “200 Motels” fue el resultado de un trabajo que ha supuesto miles y miles de dólares para convertir cada página en música que se pudiera interpretar. Es un proceso carísimo y mi objetivo es hacer que todo esté disponible. Intentaré llevar a cabo este propósito, es un proyecto que sigue en marcha.

En resumen, que ese sería básicamente el plan para el futuro.
Sí, y he tenido la suerte de dar con alguien que me ayuda en esa tarea. No tenía a nadie que cumpliese con los requisitos y un día, por casualidad, entró en contacto conmigo una persona para ser mi asistente y resultó ser todo un experto. Se encarga de pasar y depurar las partituras, de reunirlas todas y de asegurarse de que las transcripciones sean precisas. Se llama Kurt Morgan y es el bajista de la gira Zappa Plays Zappa. Es quien ayudó a nos ayudó a reunir la partitura de “200 Motels” que pudisteis escuchar.

En Londres se le preguntó por el proyecto del Roxy. ¿Qué nos puede decir al respecto?
¡Pues que hoy mismo voy a verlo! [risas] Voy a ver lo que espero que sea la edición final.

¿Es una primicia que nos está ofreciendo?
Igual es una primicia total para la prensa española, depende de cuándo publiquéis la entrevista.

La conversación deriva hacia otros temas, hacia más planes de proyectos futuros, algunos de ellos inmediatos. En Londres, Gail Zappa se mostró con ganas. Confesó que, cuando falleció su marido, se quedó impresionada por el repentino “gigantesco silencio” que experimentó en casa. Recordó, además, algo que su marido decía sobre su país, que la democracia era la gran aportación de Estados Unidos al mundo. La agenda de Gail Zappa está llena de proyectos para demostrar la vigencia de una obra única, que resiste contra el silencio y contra todo tipo de censura. Porque, como le gustaba decir a Zappa parafraseando a Edgar Varèse, “el compositor del presente se resiste a morir”.

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