El jóven pianista martiniqués de 38 años creció en el mejor de los ambientes, una comunidad sostenida por las tradiciones musicales, una familia muy musical con su papá integrante de una agrupación caribeña muy popular entre los ’70 y ’90, en la que el nene tenía inscripto y decidido su camino a futuro como otro músico continuador de la tradición familiar.

Estimulado por su papá comenzó a tocar el piano desde muy niño, a los seis años ya tomaba clases formales que se extendieron por diez años, una formación clásica que años después le facilitara la composición, según confesó. El bichito del jazz le picó poco tiempo después, la fórmula magistral que le permitió experimentar con todos los ritmos dispuestos durante sus años de fromación.

Llegó la edad de pensar en un futuro más estable, como dirían nuestras madres: nene a estudiar, la musica para los amigos…!! Así fué que se muda a Toulouse, Francia, a estudiar Ingeniería, título que logra y ejerce durante un tiempo hasta abandonar su estabilidad económica y laboral para dedicarse totalmente a la música. Resulta que durante su etapa de estudiante frecuentaba el circuito de clubes locales, tocando ocacionalmente primero y luego más frecuentemente al tiempo que la exposición al ambiente logra los primeros contactos con consagradas figuras como Stephane Belmondo, Guillaume Perret o músicos originarios de Guadalupe, como el saxofonista Jacques Schwarz-Bart, el trompetista Franck Nicolas y el maestro de Gwoka, el percusionista y baterista Sonny Troupé.

«Todos los elementos de la música caribeña están presentes en mí», dice Privat. «Encuentran su camino de forma intuitiva y natural en mi música. Pero siempre intento ir a otra parte, descubrir nuevos estilos cada día. Es un gran privilegio conocer a músicos de otras culturas. Estoy muy agradecido por poder reunir experiencias tan increíbles».

Yonn, su sexto álbum y primero en solo piano, tiene un ángel especial, «Diría que este es el álbum más personal. Me refiero a mi familia, al amor, a la pérdida. La música me ayuda mentalmente a afrontarlo. Es mi terapia.» En otra frase obtenida de una entrevista el pianista agrega, «La música tiene esa capacidad de sanar el alma a un nivel muy profundo.» (…) «No lo sé. Creo que es mágico. Es mi conexión con Dios.»

Sobre el final de la misma Grégory completa, «Aunque sigo siendo un músico de jazz, escucho mucha música clásica. Y creo que eso influye en mi gusto por la composición. Por ejemplo, creo que mi último disco es una mezcla de música clásica, jazz y música tradicional de Martinica.», donde «… la clave para mí es la melodía. Me importa mucho.»

gregoryprivat.com